El arte rupestre se refiere tanto a lo que se entiende por petroglifo (grabaciones sobre roca), como a pinturas expuestas por lo general sobre paredes de abrigos rocosos. El arte rupestre, en su expresión clásica, está asociado a sociedades que se sustentan mediante una economía recolectora basada fundamentalmente en la caza. Por lo mismo, la temática suele girar en torno a escenas propiciatorias del sustento, buscando así la buena suerte en la cacería.

En cuanto a la antigüedad de los testimonios rupestres, ésta puede ser estimada sólo grosso modo, de acuerdo al trazado de las figuras y a la temática representada. Hasta pueden advertirse diferencias cronológicas dentro de un mismo conglomerado de petroglifos, debido a que los sitios rupestres eran lugares de culto que solían permanecer vigentes a lo largo de centurias y aun milenios.

El arte rupestre fue practicado en Arequipa profusamente, a través de las dos modalidades mencionadas.

TORO MUERTO

Es el más importante conjunto de petroglifos, presente en el valle de Majes que se nutre de las aguas del Colca, y se ubica en los linderos del distrito de Uraca, provincia de Castilla.

Toro Muerto

Eloy Linares Málaga fue el arqueólogo que descubrió el sitio de Toro Muerto, en 1951, y la persona que difundió su existencia a partir de 1960; también los geo glifos presentes en las pampas de Siguas son conocidos gracias a Linares Málaga, pero estas marcas sobre la superficie de la tierra, como las famosas de Nazca, no constituyen material rupestre.

Los pedrones de Toro Muerto se desprendieron de crestas rocosas, en edades geológicas. Fueron rodando hasta quedar atrapados al tocar terrenos de suaves pendientes, situados en altitudes que oscilan entre los 400 y los 800 msnm. Aparecen desparramados sobre un área de más de 3 km2. Las rocas son de toba volcánica, con pátina oscura debido a que su blancura original fue afectada por la intemperie.

Del conglomerado de rocas que conforman Toro Muerto, varios centenares de pedrones aparecen grabados. Linares Málaga estima en más de 600 los dibujos representados. Éstos retratan a seres humanos, a animales y a plantas; a estos temas se agregan diseños geométricos varios, de valor simbólico. Es de anotar que son frecuentemente representadas figuras antropomorfas de personas enmascaradas, al parecer ejecutando danzas rituales.

Para realizar las figuras presentes en las rocas de Toro Muerto fueron empleadas varias técnicas, propias del arte rupestre del tipo petroglifo.

Fundamentalmente el martillado de la superficie, con lo que se lograba diseñar el bulto de la figura que se deseaba ejecutar. También eran grabadas con líneas, utilizándose para ello instrumentos pétreos punzantes. Linares Málaga refiere haber observado en el grupo de petroglifos conocido como “los músicos” restos de pintura roja (hemetita) en algunas de las canaletas resultantes de la técnica de incidir; esto podría indicar que, si no el total, parte de las figuras destacaban originalmente en rojo.

La antigüedad de las figuras de Toro Muerto no ha podido establecerse más que de modo aproximado; probablemente correspondan a diversas etapas. A juzgar por la temática y por el trazado de las figuras, que es ciertamente evolucionado, Toro Muerto no se remonta a edades pre agrícola. Estas circunstancias parecen indicar que se trata de un gran centro mágico religioso de tiempos en que el andino ya transitaba por los senderos de la civilización, cultivando intensivamente la tierra; los petroglifos podrían datar del año mil de la era cristiana.

SUMBAY O Q’OLLPA

Más de 500 pinturas rupestres conservan los abrigos rocosos que se ubican a 4 127 msnm, sobre la margen derecha del río Sumbay, a 1,5 km de la estación de ferrocarril del mismo nombre.

Sumbay

Sumbay pertenece al distrito de Yura, provincia de Arequipa. Eloy Linares Málaga precisa que las grutas se encuentran sobre un pequeño afluente del Sumbay, conocido con el nombre de Q’ollpa, por lo que ha propuesto sustituir por «Q’ollpaSumbay» o simplemente Q’ollpa, la denominación difundida por Máximo Neira Avendaño, el estudioso que dedicó un primer análisis, detallado, a los testimonios arqueológicos del sitio que nos ocupa y que fue editado en 1968. El análisis en referencia se concreta a una de las grutas de Sumbay calificada por Neira como SU3.

Los motivos más comunes representados en Sumbay se relacionan con ejemplares de la fauna silvestre: camélidos, ñandúes, felinos y figuras humanas que en algunos casos aparecen persiguiendo a sus presas, provistas de instrumentos destinados a la cacería o en actitud de cazar.

Las figuras están pintadas «básicamente en color blanco, aunque las hay en amarillo, ocre y rojo».

A diferencia de los petroglifos de Toro Muerto, la pintura rupestre de Sumbay corresponde por su temática, sin lugar a dudas, a sociedades pre agrícolas que moraron en Arequipa hace 5, 7, 10 mil años o más.

Los, raspadores punzones, preformas muciformes, bifaces y puntas de proyectil entre las cuales predomina el basalto, así como una marcada mayoría de bifaces. Estas muestras líticas, asociadas al Sino Solitario 2, respaldan la datación calculada por Chávez para esta estación de cazadores.

En 1984 identificó un abrigo rocoso situado en la margen izquierda del Yura, decorado con pinturas rupestres expuestas en color rojo y enmarcado en líneas blancas; sitúa aproximadamente estas expresiones artísticas ancestrales en los milenios cuarto o quinto antes de nuestra era. Otros abrigos rocosos arequipeños con expresiones de pintura rupestre se encuentran en Arcata, distrito de Cayarani de la provincia de Condesuyos, como también en Huacarama, distrito de Charcana (La Unión), etc.

Respecto al arte rupestre expresado en petroglifos, además de Toro Muerto que es sin duda el conglomerado de petroglifos más importante del Perú, deben mencionarse otras muchas muestras citadas por Núñez Jiménez (1986), Linares Málaga (1973) y Ravines (1986). Por ejemplo los diversos conjuntos presentes en Illoma (Pachahua, Yanaquihua/Condesuyos), sobre la margen derecha del río Ocoña, que exhiben una extraordinaria riqueza de imágenes.